Una de las principales señales de este tipo de cáncer ginecológico llega por el lado gastrointestinal, indica la oncóloga clínica Amparito Basantes, especialista del Hospital Metropolitano. Mujeres con trastornos estomacales (hinchazón, gases, deposición alterada o estreñimiento crónico) por más de tres meses, sin una mejora evidente, deben pensar que algo más está pasando y averiguarlo.
Al presentar estas molestias, muchas mujeres acuden primero a un médico general, luego a un gastroenterólogo y, solo después de un tiempo, cuando aparecen síntomas como pérdida de peso o mayor distensión del abdomen, a un especialista del área correcta. “La enfermedad se diagnostica cuando ya existen muchos datos y las masas o tumores son muy grandes”.
Por ello, la doctora Basantes pone énfasis en la necesidad de un chequeo ginecológico anual como mecanismo de prevención.
Los quistes en el ovario son frecuentes en edad fértil y no hay riesgo directo en el desarrollo de cáncer. Si hay un quiste complejo, esto es con un componente más denso en su interior o con múltiples tabiques y crece, deber ser estudiado a mayor profundidad.
No existe marcador tumoral del diagnóstico de cáncer, en el cáncer de ovario el ca 125 es un examen que se detecta en sangre y puede si esta significativamente elevado sumar al diagnóstico de la enfermedad.
Es imprescindible mirar al cáncer como una enfermedad crónica, con la que el paciente puede aprender a vivir y que no necesariamente lo va a matar. Diagnosticado a tiempo, el cáncer puede ser controlado; e incluso, cuando se lo detecta en etapa avanzada, puede ser tratado de varias formas para mejorar la calidad de vida del paciente.
La doctora Basantes sostiene que la información adecuada y las decisiones a tiempo son claves al momento de enfrentar esta patología ginecológica. En el camino del diagnóstico y del tratamiento del cáncer de ovario, es fundamental -dice- tener en cuenta lo siguiente:
“Si es diagnosticada de cáncer, no tenga miedo; infórmese con especialistas”.
El tratamiento depende del estadio del cáncer, de su característica molecular y genética.
La quimioterapia no debe generar temor; se aplica de acuerdo al tipo de tumor y en dosis que se calculan según la talla y peso de la persona.
No todos los cánceres de ovario necesitan quimioterapia. Un cáncer en estadio 1-A (cuando el tumor ha estado confinado a un solo ovario y no ha roto su cápsula) solo requiere cirugía para extirpar varios órganos y tejidos; y la remisión es completa.
Un cáncer de ovario cuando ha roto la capsula o da un liquido peritoneal positivo en la cirugía, lo que se denomina un estadio y en otros estadios de la enfermedad necesita tratamiento con quimioterapia para disminuir el riesgo de que la enfermedad vuelva.
En estados metastásicos, se utilizan actualmente , además de la quimioterapia, tratamientos que actúan sobre varias proteínas intracelulares. Es lo que se conoce como "terapia blanco".
Dentro de la "terapia blanco", está una molécula que bloquea la producción de nuevos vasos sanguíneos que alimentan al tumor y que debe ser administrada conjuntamente con la quimioterapia.
Al momento en ciertos casos de cáncer de ovario se analiza una mutación especifica que se denomina examen de Brca 1 y 2, porque existen fármacos que actúan directamente sobre esta mutación y pueden constituir otra herramienta que se suma al tratamiento de la enfermedad.
Los factores de riesgo de este cáncer no están totalmente identificados, pueden ser, el uso de anticonceptivos de manera indiscriminada sin supervisión médica, la obesidad, el no haber tenido hijos, la historia familiar de cáncer, pero son factores de riesgo, no son condiciones absolutas para la posible presencia de un cáncer aclara la especialista.
“Cuide de sí misma, nadie lo va a hacer por usted; y mantenga como un hábito su chequeo anual con el ginecólogo”: es el consejo, quizá el más importante, que la doctora Basantes deja sobre la mesa.