Ocho factores que nos permiten mantener equilibrado nuestro sistema inmunológico

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Lo que comúnmente llamamos ‘defensas’ no suben ni bajan; muchas veces, detrás de gripes recurrentes o prolongadas, así como en dolencias crónicas, están problemas de fondo que hay que resolver.

Israel Narváez, médico internista del Hospital Metropolitano, explica que comentarios y creencias como estas parten de un desconocimiento generalizado sobre qué es y cómo funciona el sistema inmunológico. “No es una cosa, un músculo, algo que se pueda observar; las defensas, como las llamamos, son un conjunto de miles de células que trabajan en el organismo”.


"A cada rato me da gripe", afirma alguien durante una reunión de amigos. Y el comentario que usualmente se escucha es: ‘estás con las defensas bajas’. Inmediatamente, dentro del grupo, surgen múltiples consejos para ‘subirlas’: ‘tómate vitamina C’, ‘conozco un suplemento buenísimo para subir las defensas’, ‘¿has escuchado de este último producto?’.
¿Subirlas? Suena irónico, pero si están elevados los leucocitos, neutrófilos y linfocitos –los componentes de la sangre que expresan el estado del sistema inmune-, “se está hablando de las leucemias”. Narváez explica adicionalmente: “¿quieres ‘subir’ tu sistema inmunológico?; cuando hay una sobreexpresión de dicho sistema, estamos frente a enfermedades autoinmunes en las que ese mecanismo de defensa no está trabajando bien”.


Entonces, recalca el especialista, no existe el "sube y baja" en el funcionamiento del sistema inmunológico; lo correcto y lo que los adultos deben mantener es “un equilibrio de su sistema”. Y para lograrlo, dice Narváez, hay ocho factores claves en los que, a nivel mundial, coinciden los expertos y académicos de la ciencia médica:

    Peso correcto de acuerdo a cada persona.
    Actividad física regular.
    Sueño adecuado según el rango de edad; en adultos, de 7 a 8 horas.
    Disminución del estrés y de la ansiedad.
    Dieta equilibrada.
    Esquema completo de vacunas de acuerdo a la edad.
    Control adecuado de las comorbilidades, como diabetes o hipertensión.
    No fumar ni consumir alcohol en exceso.


Todas estas acciones suman y tienen su importancia, pero el mayor factor de riesgo para que el sistema inmunológico no trabaje bien es la obesidad, afirma el médico internista, pues es una condición que afecta a todo el organismo.


Narváez sostiene que el mayor mito alrededor de las defensas del organismo es que estas mejoran o se elevan gracias al suministro de vitaminas. Su consumo, insiste categóricamente, no hace la diferencia al momento de mantener el sistema inmunológico equilibrado.


De hecho alerta, su consumo incluso en exceso, puede acarrear efectos secundarios no deseados; “la mayoría necesitan prescripción médica, control y vigilancia”.
Bombardeados por una enorme oferta de vitaminas y compuestos, “que varían según la época y la moda”, los adultos se convencen de que su consumo les hará sentirse mejor y enfermarse menos. Y se produce, dice el internista, lo que se llama el efecto placebo. Está comprobado que el 30% del resultado que se obtiene a través de un fármaco corresponde a este efecto.


Las vitaminas están en los alimentos y una dieta equilibrada es parte de los factores que permiten un equilibrio del sistema inmunológico. Solo hay cuatro casos en los que se recomienda el consumo de suplementos vitamínicos: mujeres embarazadas, niños menores de cinco años, adultos mayores sin buena alimentación y personas que se realizaron una cirugía bariátrica.


¿Qué hace entonces un paciente que -por ejemplo- se enferma de gripe y que, luego del período normal de 5 a 7 días, se queda con tos por 15 a 20 días más? “Se debe investigar un poco más; posiblemente, algo esté pasando con sus bronquios”, afirma el internista Fernando Narváez.
Por esta razón, es indispensable buscar el problema de fondo que vuelve a un adulto más propenso a ciertas dolencias.

El paciente quiere soluciones rápidas y eso no existe, recalca el médico. Si un paciente ya tiene una edad que sobre pasa los 50 años, ha llevado una vida sedentaria, no puede pensar que con tomar colágeno mejorará, por ejemplo dolor de rodillas.  De ahí la importancia de cuidar de nuestra salud de manera permanente y pensando a largo plazo.